lunes, 19 de mayo de 2008

Al casi terminar el MAyo Teatral


Desde su primera presentación, en el Festival Internacional de Artes Escénicas de Panamá, la obra Delirio Habanero, del desaparecido dramaturgo cubano Alberto Pedro, bajo la dirección de Raúl Martín, y con el elenco del Teatro de la Luna, encabezado por el talento de Laura de la Uz, se ha robado los aplausos del público y de la crítica.
En esta tercera edición del evento, también debuta la escena cubana en el Istmo y lo hace al compás de la música, al llevar a las tablas personajes y mitos del espacio más popular y universal de la cultura cubana, desde la dimensión de las artes escénicas.
Por eso, en los escenarios y también de las calles de la capital istmeña, en este mes de abril, el Caribe se expande con sus vibraciones, al presentar el diálogo mágico entre la Reina y el Rey, (Celia Cruz y Benny Moré como referentes del imaginario musical) desde la memoria y la fábula, en una puesta cuajada de canciones y boleros.
El Teatro de la Luna con esta obra, multipremiada en diversos festivales nacionales e internacionales, ha sido también la posibilidad para que se demuestre el talento y la madurez interpretativa, tanto para el drama, la comedia y la música de la actriz Laura de la Uz, quien comparte las tablas, y el ruedo de aquel mítico encuentro en un bar habanero de los años 50, con Amarilys Núñez y Mario Aguirre.
Mientras que, de otro país latinoamericano, del cono sur también se presenta Uruguay ante los panameños con la farsa Mi muñequita, escrita y dirigida por Gabriel Calderón, montaje en el que desde el sentido lúdrico del teatro también incorpora los recursos de la música y del baile, para denunciar el trauma de la violencia intrafamiliar.
Dos textos y agrupaciones diferentes, llegan al Istmo centroamericano desde el Caribe y Sudamérica, para protagonizar este nuevo encuentro de las artes escénicas, en un diálogo que no sólo tiene como escenario las plazas habituales, sino también el entorno de la comunidad, como en los orígenes juglarescos y medievales del teatro, ese ser vivo que reina en ambas obras junto a la música, lo que potencia su lenguaje universal.

2 comentarios:

solo ojos dijo...

Genial ! genial esta obra de teatro , yo me quedé con las manos rojas de tanto aplaudir , sin contar muchas verdades que no sabía de esas personalidades de la cultura cubana .. :)

El isleño dijo...

Saludos!!!... "corto y pego", aquí y ahora, el mismo comentario que hice a tu observación en mi blog:

Qué envidia me das!!!... ví anunciada la obra en el noticiero de Mayo Teatral en la TV pero por eso mismo asumí que la sala estaría invadida y repleta y me autoexcluí… ya hace un tiempo le he estado “cazando la pelea” a “Delirio habanero”, así que sigo en la cola… las críticas especializadas, que en este caso sólo han sido elogios unánimes, que ha recibido esa obra del inmenso Alberto Pedro, sencillamente viene a reafirmar que ese dramaturgo es de los fuera de ligas del teatro cubano, quizás la vertiente artística más trasgresora y contestataria… A este delirio, se unen (y estas sí las ví ya hace unos años) la entretenida Manteca y un Weekend en Bahía que era como para imitarte en los aplausos desde este mismo balcón…

Lo mejor del cuento es que la obra es tan inteligente e incisiva que, aunque todo lo dice, no sufre de censura y hasta es aplaudida en Granma y en JR… miren sólo esta nota aparecida en JR cuando su estreno en La Habana: “el punto fuerte del espectáculo son las actuaciones (…) el inteligente y desgarrado duelo de Laura de la Uz, Mario Guerra y Amarilys Núñez”.., y no tengo duda alguna de ello: los tres son la columna vertebral de ese tejido de teatro musical que suena tanto a nostalgia como a provocación política, en el momento histórico que vive Cuba desde hace ya más de una década.

un saludo, aplastado del mismo calor que te debe sofocar a ti por estos días.